Algunas especies como el jabalí han experimentado un aumento del 200% en su población en las últimas décadas, es decir, se han triplicado, debido a la falta de depredadores naturales y la abundancia de recursos en áreas urbanas y rurales.
En Euskadi, según datos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, la población de jabalíes ha crecido notablemente, lo que ha causado problemas de seguridad vial y daños en la agricultura. La caza regula estas poblaciones, ayudando a evitar el deterioro de hábitats y reduciendo los conflictos humanos con la fauna.
Según la Federación Española de Caza (RFEC), la caza selectiva puede ayudar a prevenir enfermedades como la tuberculosis bovina, la cual se ha detectado en especies como los ciervos y jabalíes, que actúan como reservorios y pueden contagiar al ganado.
La caza genera a nivel estatal alrededor de 6,475 millones de euros anuales, de los cuales una parte significativa se destina a la gestión de hábitats naturales y la prevención de incendios forestales.
La gestión cinegética en cotos privados ha permitido la recuperación de especies amenazadas como el lince ibérico y el águila imperial. (Fundación Artemisan).
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha señalado que la caza regulada y controlada puede ser una herramienta eficaz para la gestión de especies cuando se realiza bajo criterios científicos y sostenibles. En particular, en el caso del jabalí en Europa, la UICN ha recomendado su control mediante la caza para evitar el aumento de daños a cultivos y la propagación de enfermedades.
Deloitte realizó un estudio para la Fundación Artemisan, donde se recogían los siguientes datos: la caza genera 6.475 millones de eurosy emplea a 187.000 personas a nivel estatal.
El impacto directo de la actividad cinegética vasca –integrada por la industria armera y las armerías y el gasto del cazador en bienes y servicios asociados a la práctica de la caza y a las salidas cinegéticas- representa una producción próxima a los 300 millones de euros, que suponen 1.850 empleos y un VAB generado de 104 millones de euros.
La industria asociada a la carne de caza es un importante motor económico y social en zonas rurales amenazadas por la despoblación. Una industria que crea entre 600y 800 empleos directos, más allá de todos los que se generan con la propia actividad cinegética, y de las cuales más de dos tercios están localizadas en municipios de menos de 5.000 habitantes.
Los accidentes por colisiones con animales han aumentado un 92% en los últimoscinco años, la mayoría de ellos por jabalíes.
Según la Ertzaintza, principalmente en tramos rurales, ocurren más de 300 accidentes anuales relacionados con animales. El control poblacional a través de la caza es de los factores principales que ayuda a disminuir esta cifra debido a que limita el número de animales que se desplazan hacia las carreteras de diferentes maneras.
En Euskadi, en 2024, se registraron unas 40.000 licencias de caza activas aproximadamente, distribuidas en los tres territorios históricos de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa.
La caza es uno de los deportes con más federados de Euskadi, 3 de cada 100 vascos han realizado o realizan esta actividad.
La caza es beneficiosa en términos de trazabilidad y seguridad alimentaria porque contribuye a detectar si la carne es apta y segura para consumir. La caza permite tener un producto natural y controlado que cumpla con altos estándares sanitarios.
La Sociedad para la Conservación de los Vertebrados demuestra en uno de sus estudios que cada año mueren atropellados 30 millones de animales en España, una cifra mucho más alta de los que se cazan al año por diferentes causas.
Cada año se realiza un Plan de Seguimiento Cinegético para garantizar una caza sostenible y el equilibrio del ecosistema. Este plan evalúa las poblaciones de especies cinegéticas, registrando su número, salud y distribución. Basándose en estos datos, ajusta las temporadas y cuotas de caza, contribuyendo a conservar el hábitat y prevenir la sobreexplotación. Además, permite anticiparse a posibles problemas ecológicos, preservando tanto la biodiversidad como la viabilidad de la caza en el largo plazo.
En Gipuzkoa, en el último año, el seguro de daños a la agricultura ha supuesto más de 18.000 €, el seguro de accidentes en carretera ha superado los 26.000 € y las inversiones realizadas para prevenir daños oscilan entre 7.000 y 9.000 € en los últimos años.
Respecto a los daños ocasionados por los animales a la agricultura y las plantaciones en Euskadi: el jabalí causa daños a la agricultura principalmente en prados, maizales, huertas y pastizales, mientras que el corzo lo hace en plantaciones forestales, frutales y viñedos; el ciervo, cuya distribución se circunscribe a día de hoy al monte Gorbea y alrededores, causa daños principalmente en plantaciones forestales.
Según el análisis realizado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, a partir de los datos de atropello registrados por la Ertzaintza, los jabalíes provocan el 48% de las colisiones y los corzos el 52%. Respecto a los municipios, recalcaban que la mayoría de ellos fueron en Irun, Bergara y Beasain.